El agua, las aguas, son citadas en el Antiguo Testamento en quinientas cincuenta ochenta y dos ocasiones, cincuenta y seis de ellas en el Libro del Génesis, Según se desprende de este relato, que abre la Biblia y explica la formación del mundo, las “aguas” eran, con Dios mismo, lo único anterior a la creación de la Tierra.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Las aguas del abismo, o primigenias, deificadas por Nuu en la cosmogonía egipcia y por Nammu en la sumeria, eran el origen de todo y conservaban su potencia generatriz como fuentes de la renovación y de la vida eterna.
Pintura del siglo XVIII sobre la creación. En la Ermita de San Saturio. Soria.
En el cristianismo (católicos, ortodoxos y protestantes), al igual que en la inmensa mayoría de las religiones, el agua es un elemento purificador, e imprescindible en el sacramento del Bautismo.
El budismo apenas tiene ritos; sin embargo, el agua se utiliza en los funerales budistas: se vierte hasta desbordar en un recipiente situado ante los monjes y el cuerpo del difunto.
En el hinduismo es obligatorio lavarse con agua cada día. Todo templo se encuentra cerca de una fuente y los creyentes se bañan en ella antes de entrar. Para los hindúes los ríos Ganges, Godavari, Kaveris, Narmadas, Sarasvatis, Sindhus y Yamuna son sagrados. También usan el agua en los ritos fúnebres.
En la religión islámica existen varios rituales de purificación protagonizados por el agua: Lavar el cuerpo entero tras el acto de amor, antes de la oración del viernes y antes de tocar el Corán.
Todos los días, el musulmán debe enjuagarse la cabeza, lavarse las manos, los antebrazos y los pies antes de las cinco oraciones diarias.
Cuando falta agua, las personas de confesión islámica utilizan la arena; se trata del tercer tipo de ablución.
En el judaísmo es obligatorio lavarse las manos antes y después de las comidas. Los hombres van a la Mikveh (baño ritual) los viernes y antes de las grandes fiestas; las mujeres, antes de casarse, después de dar a luz y al finalizar sus menstruaciones.