En 1990, la sonda Voyager 1, que en ese momento había sobrepasado Saturno y viajaba rumbo al espacio interestelar a unos 6.000.000.000 km de la Tierra, tomó una imagen de nuestro planeta que aparecía como una diminuta mota de polvo en el espacio; la Nasa llamó a esa fotografía un punto azul pálido.
Fue la era de los viajes espaciales la que nos hizo tomar conciencia de que nuestro planeta –al que conocíamos como Tierra- es un planeta de agua, y tiene el color que le dan los mares, océanos, hielo y nubes.