En 1766, Henry Cavendish demostró que el agua no era sino una combinación de los gases que hoy llamamos oxígeno e hidrógeno.
Hasta entonces se consideraba que el agua era una sustancia elemental, como el hierro o el oro, por lo que este descubrimiento revolucionaba los presupuestos de la química y puede decirse que con él se puso punto final al entramado conceptual de los cuatro elementos.
El descubrimiento de Cavendish fue completado por Antoine Lavoisier, a quien se considera fundador de la química moderna.