El nombre de anfibios hace referencia a su vida entre ambos mundos: el acuático y el terrestre, pues fueron los primeros vertebrados en iniciar una vida terrestre, aunque sin alejarse nunca de las riberas y zonas húmedas, donde nacen y pasan buena parte de su vida, especialmente en sus fases juveniles. Debido a esta doble naturaleza de peces y animales terrestres, los anfibios respiran mediante branquias en su estadio larvario, desarrollando pulmones en su estado adulto.
¿Ranas que nacen del suelo?
La permeable piel de los anfibios les obliga a evitar los ambientes secos ante el riesgo de sufrir una rápida deshidratación. Por ello, algunas especies de zonas cálidas buscan refugio en fangos y suelos arcillosos cuando se produce una sequía, y enterradas en estos suelos construyen cápsulas protectoras y disminuyen su metabolismo al límite para sobrevivir. Cuando las lluvias devuelven la humedad al medio, anfibios como Scaphiopus couchii, un sapo de espuelas que había los desiertos de México y USA, salen tras meses de letargo pareciendo nacer del propio suelo.
Indicadores medioambientales
Los anfibios son notables indicadores biológicos de la calidad ambiental.
Hipersensibles a la contaminación química, la degradación del hábitat, la regulación de los ríos y aguas superficiales, los cambios climáticos o incluso a la radiación ultravioleta del sol, los anfibios constituyen uno de los grupos de vertebrados más amenazados por la actividad humana, y su abundancia en las zonas húmedas es siempre uno de los mejores indicadores de una buena conservación ambiental.
Así que, la próxima vez que paseando por el campo veas una salamandra, un tritón, o incluso los más humildes y comunes renacuajos de un sapo partero, piensa que te encuentras en un lugar afortunado.